Tantos secretos, tantas cosas sin decir.
Tantos saltos en el tiempo, tantas experiencias sin contar. Miro hacia el camino recorrido y me ilumino con un pasado complejo, lleno de nudos que yo mismo até.
Tantas máscaras dentro de telarañas que -sabía- no puedo quitar ahora, significados dentro de significados perdidos en el pasado, nacidos de una cabecita llena de miedos incluso en lo privado de este sitio abandonado.
Entro acá y me da la sensación de la casa de mis abuelos. Alguna vez llena de vida, de experiencias y sueños. Hoy, llena de soledad, recuerdos y sueños.
Tanto significado, tanto intento, tanta pérdida.
Tantos intentos de seguir y cambios que hacen seguir en la dirección menos pensada.
¿Quién pensaría que lo que era ya no fue?
¿Le sorprendería al pequeño yo saber que la seguridad no estaba en otros, si no en mí mismo?
¿Se sentiría feliz con lo que he logrado?
¿Se sentiría orgulloso?
No puedo hablar por él. Ya no soy él, lo dejé atrás hace un tiempo. Hoy, sólo puedo comprenderlo, como me ha tocado comprender todo. Observarlo crear su juego y tocar al ritmo de una música que no se adecuaba a su propio ritmo,
Sólo puedo decirle que sus miedos fueron el combustible para el monstruo que creó.
Él, siempre un titeretero, yo su títere.
Él, que ya no es.
Es,