Es tan simple.
Que te pierdes en la estupidez.
Sólo un compendio de miedos y ráfagas del pasado que impiden tu avance.
Pues cuando mueras en mi [o yo en ti] te habrás condenado por la eternidad a soportar la pesada carga de una vida.
O la tristeza de una muerte.
O la culpa de un beso.
O el placer de sentirte odiado...
...
...O el dolor de ser amado.