Si sólo pudiera librarme de los miedos que me plantaron otrora.
-Y tu sangre me llena de miel-
El trozo de papel escrito con angustia, poco a poco se convierte en cenizas.
-Y el habla, escasa, una fuente cristalina-
En invierno es que aquellas luciérnagas mueren de frío.
-Sur y Norte, ambos congelados, invaden su tierra-
Mas recuerdo que quemado, requemado y renacido llegó a ser un par.
-Los cometas, satélites y estrellas alumbraron y quemaron-
Recuerdo sonrisas forzadas, llenas de nada, llenas de ahogo.
-Las promesas falsas, las parias olvidadas requemaron-
También pienso en el sacrificio que nunca será reconocido.
-Él, sin saberlo era su propio arlequín, que con su baile renacía-
Quizás… sólo quizás, está en el camino correcto
-Eso lo sabrás cuando, otra vez, estés muerto-