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16/12/09

Sonido #3

Abrí la puerta, despreocupado y ¡bum! mi corazón casi estalla: estaba él acostado en su cama. No puedo explicar bien la sensación que atravesó mi sistema nervioso, pero fue extraño.
Ahora es casi liberador pensar que podré coger con quien quiera sin tener que preocuparme de lo que pueda pensar. 
A marcionada, mariconada y media dice mi tía.

Y más tarde intenta hacerme comer. Dice que se preocupa por mí. Entonces me siento liberado porque se siente culpable. Sé que se siente culpable y yo ahora le digo ¡Tu preocupación me importa un carajo! Y me siento a beber agua, dos litros.


Por fin volveré a mi peso normal.

30/10/09

Danza post mortem

Baila el arlequín, para la silueta que no ríe. Baila, baila, baila con su cuerpo y alma. Mas la silueta mira hacia la sombra que deja su rastro con ojos esperanzados, desearía bailar como él. Y el arlequín ser aquel rastro donde se esconden sus fantasmas. Mas en este juego de buscar y ser buscado, ellos caminan juntos con sangre entre sus brazos.

22/4/09

Interludio

A veces...

Te quiero romper.
Quisiera llamarte y decirte lo mucho que te extraño.
Mandaría todo a la mierda.
Grito fuerte en lugares inapropiados.
Sonrío a lo que viene.
Siento que mi cuerpo está más que corrupto y de aquella corrupción no saldrá nada bueno.
Me siento orgulloso de mi y luego me odio por éso.
Tengo ideas para escribir acá, algunas tan urgentes que no alcanzan a ser escritas.
Escribo y reescribo al bailarín.
Me frustra ser yo.
Soy tan penca que me caigo mal.
No entiendo nada y sonrío y corro a otro lugar donde pueda gritar.
No sé por qué sigo el jueguito.
Quisiera cortarme el cuello, o un dedo.
No como nada durante lo más posible y aún así soy un obeso de mierda.
Caigo en el juego de los demás.
Espero TU juego.

En retrospectiva, quisiera que estés de vuelta.
Una que otra vez, quisiera enamorarme.
Pensándolo dos veces, no entiendo.
 

Y si pudiera... no cambiaría nada (es un dolor de la puta madre)






12/3/09

Del día anterior al juicio

Al despertar, después de tremenda bofetada. Se dio cuenta que habían pasado ya muchos meses del último encuentro con el ángel.
-'¿Cómo es que llegué acá?'- Se pregunta mientras mira alrededor. Ve la misma habitación en la que se encontraba antes, pero corroída por el tiempo.
-Es el mismo lugar, pero destruído. No... no es lo mismo. Estoy en una habitación similar, nada más.'- La madera del lugar estaba rota y corrientes de aire pasaban a través de los agujeros, provocando un sibido particular.

-Hijo, debes tener hambre.- El joven se sobresalta al escuchar aquella voz femenina a sus espaldas. -Llevas tiempo ahí, mientras yo te miraba.- La voz era fresca, viva. Llena de energía Inevitablemente tenías ganas de estar de acuerdo con lo que sea que diga.

-Sí, tengo hambre.- Dice mientras voltea. -¿Cuánto tiempo llevo... - El joven no logró terminar la respuesta al ver una dapu, con sus garras rotas. -Oh, no sabía que eras éso- dice el joven sintiendo espasmos en su estómago. La repulsión que causaba era demasiado grande.

De entre la escamosa piel de la dapu aparece el ídolo del dios que todos ellos adoraban. Un dios de cristal y dentro del dios de cristal, comida.

Al instante, aparecen muchas otras criaturas, asquerosas algunas, otras hermosas... y entre éllas el ángel inquisidor, el garro y el sapócrita. El pulvo se revolcaba en las babas de algún inmundo ser.

-Siento tus deseos de destrucción- Dijo la dapu con sus ojos redondos y sin párpados. -Dime, joven, y responde sinceramente: ¿Destruiras nuestro dios por hambre o por el simple deseo de destrucción?

11/3/09

De la habitación del ángel y el joven golpeado

-Hagamos de este dia y esta hora un punto de partida- Dijo el ángel sin mirarle. -Haz que nada sea como antes, aunque todo siga su curso normal-

El joven se sentó en el suelo, dudando. -¿Y si no funciona?- Preguntó con ojos tristes

-Entonces, nada de lo que pase o pasó importará.- Responde cruzando los brazos. Sus ojos celeste no mostraban compasión. El joven sólo podría decir que era un ángel por aquellas alas, de plumas pastel multicolor. -Ahora vete. Tu presencia me da asco. Mi padre no te verá en esas condiciones.- Sentencia, apuntando al joven con una mirada inquisidora.

-No es que necesite verlo.- Dice mientras se pone de pie, al ver sus ropas sucias y dañadas por el tiempo y el uso.

Antes de que el joven logre incorporarse por completo, siente que la pared emite una fuerza sorprendente, no entiende cómo está pegado a élla ahora. Al segundo después se da cuenta que la fuerza no era de la pared.
A los dos segundos nota un fuerte dolor en el lado derecho de su cara.
A los tres segundos entiende que fue abofeteado.

-No tenía otra opción- Dijo. El joven no lo vio. -Ya sabes lo difícil que es llegar acá.-