Había olvidado la maldición de sentir algo y sufrir por sentirlo.
Alguien me había recomendado que me lance sin miedo a aquel juego, que no había nada que perder.
...Y era cierto...
Pero no había qué perder, porque al encerrar aquellos demonios dejé de lado mi capacidad de relacionarme con el resto.
Tiré por la borda mis ganas de estar acompañado.
No sé cómo fui tan estúpido para olvidar aquel detalle, pues mientras buscaba esas lindas cosas para sentir, salieron todos y cada uno de ellos.
Ahora, mientras lucho con ellos. Mientras me convencen que todo está mal.
Mientras me susurran que no tiene sentido seguir luchando
Mientras desordenan todo lo que había armado
Se burlan de la manera que llevo mi vida, me debilitan y temo que ahora ellos me encerrarán.
Y tendrán mi cuerpo disponible para hacer lo que no pudieron antes.
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