30/12/10

Al son de Smell Memory

Cerró sus ojos con calma y pensaba en que el quinto le traería más motivos para sonreír lastimosamente y bajar sus ojos casi muertos.
Había dejado al Arlequín en el mundo que le pertenecía: Sus sueños.
Los tres lamentables animales habían seguido su curso: El sapo le odiaba, el cuervo voló hace un tiempo y el cerdo seguía caminando por ahí.
Ideó formas de comunicarse con los muertos de otrora.
Se dejó tentar y temió por toda su construcción.
Descansó.
Fue infeliz y feliz.


Sí, había sido un año interesante, de eso no había duda. Y, aún, sentado a la sombra del cuarto agonizando esperaba alguien que le diera motivos para escribir más.

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