Hoy preferí dejarlo por un momento, permití que venciera todas las represiones. Y él no se hizo mucho de rogar.
Sonreía pasando a llevar las fronteras de mi propia caparazón, tocando víceras y retorciendo las neuronas.
'Por fin dejas que me adueñe de ti'
Entonces, me senté en aquel olvidado rincón, donde guardaba una a una las ilusiones de los últimos dias. Me di cuenta que él había perdido el control.
'No son tuyas. Nunca lo serán'
Desde éso, sólo cerré los ojos y otro se liberaba. Me tomaba por completo, y ya no podía moverlo.
La combinación de ambos provocaron la liberación de aquella prohibida silueta... la que comprimía lo poco que quedaba.
Así, entre los tres... a coro, tomaron todo y el resultado fue evidente.
'En éso, sólo hay nada'
Entonces... ¿Qué demonios espero?
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