Baila el arlequín, para la silueta que no ríe. Baila, baila, baila con su cuerpo y alma. Mas la silueta mira hacia la sombra que deja su rastro con ojos esperanzados, desearía bailar como él. Y el arlequín ser aquel rastro donde se esconden sus fantasmas. Mas en este juego de buscar y ser buscado, ellos caminan juntos con sangre entre sus brazos.
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