-Sí, ¿por qué?- Respondió. No quería responder con un no. No quería hacerle daño.
-No sé, hace unos días que has cambiado. Detalles chicos, pero, no sé, no podría explicarte.- El miedo ya se había apoderado de él.
-Jajaja, no seas tonto. Me gustas mucho.- Respondió.
-Jaja, bueno.-
Ese día dejaron de hablar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario