2/8/07

Culpa

Estaban en su cama. Era hora de dormir.
Antonio quería tocarlo. Deseaba sentir aquello que estaba prohibido.
-¡Buenas noches!- Dijo Eduardo.
-¡Chao!- Respondió.
Se lo imaginó desnudo y tembló de placer... se acercó un poco para sentir más de su calor. Le tocó una pierna y sus vellos le provocaron una sensación extraña.
-¿Quieres jugar a algo?- Preguntó Eduardo.
Antonio se sobresaltó... se lo imaginaba durmiendo. -¿A qué?- Dijo inseguro.
-Como estás tocando mi pierna... creo que yo puedo tocar la tuya, además, como cumplí 21, creo que me merezco un regalo.-
El joven retiró su mano al escuchar esas palabras. Mas Eduardo se dió vuelta mientras movía su brazo en dirección a las piernas de Antonio.
-'No pensé que haría eso'- Dijo para sus adentros.

Poco a poco ambos estaban recorriendo el cuerpo del otro. Con caricias tímidas, Antonio pasó sus manos por la espalda de Eduardo, su sudor le seguía provocando sensaciones placenteras.
Sus respiraciones se entrecortaban... y así, poco a poco acercaron sus manos a la entrepierna del otro.

Eduardo, un poco más agresivo, tiraba de la ropa interior de Antonio, sin tocar nada.
Antonio, un poco más tímido, pasaba sus manos por el elástico del slip. Más vellos... qué placer.
Así siguieron su juego unos minutos. Cada vez sentían más calor. Cada segundo que pasaba significaban más ganas de dejar totalmente desnudo al otro.

-Ven- Dijo Eduardo, agarrándolo y poníendolo sobre él.
Antonio gimió al sentir sus miembros frotándose. Gimió al sentir cómo sus nalgas eran tocadas por esas grandes manos. Gimió al sentir cómo le bajaba el boxer. Y gracias a ese acto, se atrevió a sacarle el slip.
Así sus dos cuerpos húmedos comenzaron a frotarse entre sí.

-¿Te gusta?- Preguntó Eduardo con la voz agitada.
-Sí, no pares...-
-¿No te aburre?-
-No-
-Deberías, porque quiero que hagamos otras cosas-

Antonio dudó un poco. -Voy a hacer lo que quieras.- Dijo, mientras acercó su mano al miembro de Eduardo y lo sintió mojado.
-No te puedes retractar.-
-No lo haré.-
-Quiero que lo metas en tu boca.-
Antes que el joven pudiera protestar, Eduardo se había movido de tal forma, que su pene quedó cerca de la cara de Antonio. Y lo vió... grande, sabroso... un líquido salía de su orificio. Casi sin dudar, puso su boca completa en aquella masa de carne.
Una mezcla de sensaciones recorrieron su cuerpo... mas no se detuvo... Pasó su lengua por todas partes... de repente sabía qué hacer. De repente, todo estaba permitido.

-Pendejo de Mierda- Exclamó Eduardo. -Me parece que ya has hecho esto antes, la chupas muy rico.-
Antonio no respondió. No dijo que era la primera vez con un hombre.
Y así se mantuvo un rato... entregándole placer a su ídolo... al hombre que más admiraba.
-Para- Dijo Eduardo de repente -Te lo tengo reservado para después.- Se incorporó. -Voy a hacerte mio. Y no vas a reclamar, te va a gustar.-
-¡Qué vas a hacer?- Preguntó Antonio asustado.
No respondió, sólo puso al joven boca abajo. Y luego comenzó a lamer su trasero.
Antonio jamás había sentido algo parecido. Un placer que nacía en su ano y se desparramaba sin control por su cuerpo.
-Quiero... que...-
-Sí-
Sin previo aviso, sintió como era penetrado. No era eso lo que quería. El placer que hace tres segundos sentía, se convirtió en un dolor horrible.
-Sí... tranquilo... sé que te duele... pero sé que lo quieres.- Susurró Eduardo sobre él. Su cuerpo sudado le provocaba más calor.
-Para...- Dijo Antonio. Que estaba a punto de enloquecer. No sabía cómo sentir. El dolor ya le había invadido, pero de alguna forma, no quería dejar de ser penetrado.
-No- Respondió mientras comenzaba a embestirlo una y otra vez. -Ahora eres mio. Cualquier persona con la que te metas te recordará esto. Y querrás que sea yo.-
Subiendo el ritmo cada vez un poco más.
-No pares...- Dijo ahora Antonio.
-No pararé, te seguiré culeando hasta que acabe en ti.-
-¿Acabar?-
Un gemido muy fuerte, El ritmo había cambiado. Antonio sintió como todo el líquido pasaba por dentro de él. Eduardo se movía extraño.
-Estuviste muy rico pendejo...-
-¿Qué pasó, por qué paraste?-
-Verdad que tienes siete años no más... Mira... acabar es...

3 comentarios:

  1. Fuerte, quizás demasiado explícito, me hubiera gustado más las cosas escondidas. El final es terrible, pero hay algo que me molestó, no el hecho de que tuviera siete, sino que el final en si, no sé. Igual esta bueno pero muy explicito...

    u.u

    ResponderEliminar
  2. Me gusto el relato pues las cosas hay que decirlas por su nombre, no deberiamos escandalizarnos por algo que sucede, no entiendo eso de 7, es la edad a la que te refieres?

    O a otra cosa que no me percate?

    Buneo gracais por visitar mi blog, yo tengo algunas historias similares, solo revisa mas abajo lo que he escrito.

    saludos y visitame que yo lo hare.

    besos

    ResponderEliminar